Y aquí estás, tumbaba bajo el sol.
Lo ves ahí arriba, tan inmenso, tan amarillo, tan inalcanzable. Sientes el calor extendiéndose por su cuerpo, quema. Y sin embargo ahora...parece caber entre tus manos, parece que puedas encerrarlo entre sus dedos y almacenar su brillo, y utilizarlo en pequeñas dosis cuando tus ojos se apaguen y se queden opacos.
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